Desde julio que no me dignaba a pasar por aquí. Casi medio año condenando este espacio al silencio. Menos mal que siempre suceden cosas que pueden reactivar estas líneas cibernéticas y regresar mi presencia virtual al mundo efímero de la red. Y, es precisamente de este espacio efímero del que quiero hablar. Cuando nació el internet, todo el mundo se congratuló de la cantidad de posibilidades que brindaba un espacio de esta naturaleza. El internet creció, se desarrolló y nos mostró entonces sus riesgos y sus debilidades. Es un buen vehículo para compartir información de manera pública y gratuita al que le falla un poco el aspecto de la privacidad. Es un medio que pone a disposición de todos lo que se te ocurre subir a la red. Así ha sido por años hasta que, recientemente, los dueños del poder empezaron a cuestionarse por la magnitud del hecho y lo que significaba que la información pasara de unos ojos a otros sin ninguna reserva. Wikileaks fue del primer aviso de lo que se podía hacer con la red y nuestros miedosos poderosos, decidieron meter en cintura a todos lo que, de manera impune, según ellos, no respetaban aquello que debe de permanecer oculto y secreto. Por eso, la semana que viene, el gobierno más paranoico del planeta, pretende asestar un golpe a este desfavorable marcador en su contra dando el visto bueno a una ley que, de implementarse en todo su rigor, nos convertirá en individuos vigilados por el ojo que todo lo ve -a la manera del Big Brother de Orwell-. Por supuesto, como siempre querrán hacernos creer que es por nuestro bien y que debemos de aguantar una situación que va en contra de esas mismas libertades que este este gobierno paranóico, dizque defiende en todo el mundo. Volverán pues a ponerse su uniforme de policía para castigar a todo aquel que atente contra sus muchos intereses, aunque haciendo enfásis en el asunto de la información que debe de ser estrictamente controlada.
¿Sobrevivirán los sitios de internet a este embate? Esperemos que si, aunque la cosa no se vea del todo clara. Irán detrás de todos aquellos que los amenacen, o por los que se sientan amenazados, sin respetar fronteras; mientras que los individuos pocos impotantes, recibirán sus reprimendas públicas como castigo ejemplar a su osadía. Se instaurará un reino del terror que llevará al ciudadano común a tomar sus medidas de protección alejándose del mundo de la red. Yo lo siento por las nuevas generaciones que han crecido disponiendo de un recurso y una herramienta que ahora se les pretende limitar y controlar desde el poder mismo. ¿Qué futuro le veo pues al internet? Si se aprueba esta ley mordaza, poco, muy poco. Un futuro controlado por el que se sienta en la silla y se siente incomodado frente a las libertades de quienes gobierna.